domingo, 8 de octubre de 2023

Las ocho montañas

Le otto montagne

Felix Van Groeningen, Charlotte Vandermeersch, 2022



“Los de ciudad usáis la palabra “naturaleza” como un término muy amplio que describe la vida en la montaña; pero no hay una sola palabra para describirla, sino muchas. Cada espacio tiene su nombre”.


Si nos despojáramos de todas las normas sociales aprendidas y nos permitiesemos sentir nuestras conexiones emocionales ante cualquier circunstancia, sentiríamos pavor. Comparto mi vida con una persona que me ha enseñado que la forma común de mostrar agrado, felicidad o miedo ante los demás, no tiene por qué demostrarse con las frases aprendidas. Y aunque el extraterrestre parezca ser él, cuando logra explicarme las sensaciones que le ha provocado una situación determinada, su respuesta supera a todas las palabras y gestos que yo pude haber dicho y hecho.


Sentir la metafísica de los acontecimientos. De eso se trata. Eso es lo que he sentido en 8 montañas. Pietro y Bruno. Pietro y su separación de Bruno culpando a sus padres. La tristeza más profunda. Las expectativas de un padre y las emociones de un hijo. Las decepciones. Buscar el sentido de vivir. ¡Es tan difícil cuando no caminas por encima de tus emociones sino que ellas son el motor de tu vida!. Ahogarse. El mal de altura. Cuando Bruno habla de la montaña siento que comprender lo que es la naturaleza de verdad y ver otros puntos de vista, en otros contextos, vidas o emociones, es lo mismo que entender el amor; no creo que un sólo término lo explique todo. Quizás: respeto, admiración, crecimiento, compañerismo, equilibrio o pasión.


La banda sonora del cantautor sueco Daniel Norgren acompaña al espectador desde el primer momento creando una atmósfera poética que completan de manera soberbia Luca Marinelli y Alessandro Borghi además de Filippo Timi y Elena Lietti. Es creíble, hipnótica y esperanzadora.


Premio del jurado en el Festival de Cannes 2022.





viernes, 10 de abril de 2020

I caught the darkness drinking from your cup. I said is this contagious? You said just drink it up


It Must Be Heaven (2019) de Elia Suleiman

Un avión vuela a una altura de entre 10.000 y 12.000 metros. Con cada metro, menos oxígeno. Cuando Suleiman dirige la vista al cielo de París, un maraña de estelas marcan la ruta de cientos de pasajeros, habitantes del mundo indefensos protegidos únicamente con la correa de un cinturón y una mascarilla que si alguna vez cae por encima de tu cabeza significa que algo no va muy bien. En Nazaret, Palestina, Elia tiene un jardín. En él crece un limonero y el vecino roba su fruta pero también lo poda y lo riega. Los clientes de un restaurante abusan de la generosidad del dueño. La policía busca en la lejanía a través de unos prismáticos mientras el criminal está al otro lado de la lente. En Francia, las fuerzas de seguridad se aseguran de que las terrazas cumplan con los metros y centímetros exactos permitidos por “la marie”. Los asaltantes se zafan de la justicia aunque esta vaya en patines eléctricos, y las exuberantes mujeres parisinas son igual de impresionantes que las exuberantes mujeres palestinas. En los Estados Unidos la gente lleva el bolso en un hombro y una escopeta semiautomática en el otro. Los ángeles corren por Central Park apoyando la causa palestina y las grandes productoras de cine se empeñan en que Hernán Cortés hable en inglés y diga: Hello, I’m Hernán Cortés and I’m going to conquer you”. 

Elia Suleiman, director y actor en el mismo filme, proyecta las dudas de un hombre sobre su país y la necesidad de comprobar si existe alguna similitud entre el suyo y el resto de los países del mundo. Una trama loca y estrambótica que muchos de vosotros definiréis como rara. ¿Acaso no es loco cómo nos comportamos con los demás? Se han asomado a los balcones estos días un gran número de cuerdos, o eso dicen ellos, pero ahora no estamos a la intemperie. Atechados y sin hambre nos levantamos, nos arremangamos y con la cara mirando al frente gritamos que eso está mal. Sube al avión, espera a las masas de aire, agarra la mascarilla, recuerda ponérsela a los niños primero, y espera tu destino, seguro que será el mismo que el del los que te rodean.

Probablemente de locura va el tema, así que perdonad si he mezclado churras con merinas. Así soy. A un loco se le distingue enseguida y no por sus acciones, sino por cómo reaccionan los demás. O como hacen los escritores que se las dan de escritores, lo diré con una cita de Jonathan Swift que leí en La Conjura de los Necios de John Kennedy Toole: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”

Pero, ¡esperad! ¡alto ahí! It Must Be Heaven de Elia Suleiman, Mención especial y Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes 2019. 

Ha sido una buena tarde de confinamiento. Y como esto tiene que acabar siendo pedante, me voy a tomar una copa de vino escuchando a Leonard Cohen. 






viernes, 26 de enero de 2018

Preludio en C Mayor - Bach









Call me by your name (2017) de Luca Guadagnino 


No sé si como un cuadro de Caravaggio o una escultura. Algo ocurría desde el principio. Como cuando empiezas a crear algo. Primero lo piensas. Hay un contexto. Intentas darle la forma. Parece que no es  nada. No se distinguen los rasgos. No sabemos si será una escultura con grandes manos o sin ellas. O un cuadro de frutas o un paisaje. Pero cada vez se ven más cosas y lo mágico es que durante el proceso no dejamos de mirar la obra de arte. Está llena de piano, de gestos, de miradas que fulminan. Está creándose contigo. Te atrapa. Te habla en alemán, en inglés, en francés, en italiano subidos en bicicletas. Va instalándose dentro de tu cuerpo mientras coge forma. Una forma ya casi sin defectos. Es perfección. Es pasión. Es verano y el agua de los ríos está congelada. Es atrevida y juega con Bach. Es potente y también suave. Está ahí. Ya existe. Es una obra de arte. Así lo ha hecho el director y yo lo he visto. Ha creado a Elio y Oliver. A sus padres. Los ríos, las noches de verano en Italia. Las cenas en el jardín. Ha creado el zumo de albaricoque. El melocotón. Las sonrisas de medio lado. Los latidos del corazón fuertes. El sudor. La pasión y el deseo de la juventud. Ha creado una película perfecta. Call me by your name and I´ll call you by mine.

Ver crecer esta obra maestra en la pantalla ha sido una de las mejores experiencias vividas en el cine. Timothee Chalamet es una barbaridad.

sábado, 13 de enero de 2018

'Cause I've got one hand in my pocket and the other one is flicking a cigarette






Lady Bird (2017) 
Escrita y dirigida por Greta Gerwig


Todo parece un caos frenético. Son disparos de metralleta continuados en forma de imágenes, palabras, Alanis Morissette. Yo quería ser Mrs Brightside. ¿Para qué ser esa con un nombre tan común? No soy así y ya está. Estoy hecha de pezados de historias llenas de risas, gritos, lágrimas o vacío. Así es Lady Bird. No Cristine. Un nombre ficticio, pero con mucho más sentido. ¿Por qué no querer crear tu hisotria de amor y buscar una estrella para ponerle nombre y llorar al terminarla y empezar otra y que todo sea un auténtico desastre? Y al final llorar o reir. Pelear por un sueño aunque tampoco hagas demasiados esfuerzos para ello. Qué mas da. Al final todo cuenta. Y ahí está ella, con su padre confidente y la madre más normal del mundo. Esa, sí, la que te pone de los nervios cuando tienes diecisiete años. Con un hermano que te mira como si fueras un bicho raro. La familia. Como debe de ser. El amor, la disconformidad, la distancia, el desamor, la amistad, la conformidad, enfados, carcajadas.

Acabo de ver a través de fotografía, actores, directores y demás, una película tan buena y tan cotidiana a la vez que creo que voy a ponerla otra vez. Saoirse Ronan está fantástica. Qué honestidad.



2017: Globos de Oro: Mejor película comedia o musical y actriz (Saoirse Ronan)
2017: Premios BAFTA: 3 nominaciones, incluyendo Mejor actriz (Saoirse Ronan)
2017: National Board of Review (NBR): Top 10, mejor director y actriz sec. (Metcalf)
2017: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
2017: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película y actriz (Ronan)
2017: Críticos de Los Angeles: Mejor actriz sec. (Metcalf) y Nueva generación
2017: Premios Gotham: Mejor actriz (Saoirse Ronan)
2017: Critics Choice Awards: 8 nominaciones incluyendo mejor película y director
2017: Satellite Awards: Premio Auteur. 6 nomin. incl. mejor película y director
2017: Sindicato de Productores (PGA): Nominada a Mejor película
2017: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a mejor director/película
2017: Sindicato de Actores (SAG): Nom. mejor reparto, actriz (Ronan) y sec. (Metcalf)
2017: Asociación de Críticos de Chicago: 4 premios inc. Mejor película y director novel

lunes, 6 de marzo de 2017

"Que yo siempre amé yo te traigo la prueba que hasta que amé yo nunca viví -bastante-..." Emily Dickinson








Paterson (2016) de Jim Jarmush




Lo he encontrado. Sabía que existía. Sentía que volvería alguna vez. Durante años lo vivía así. La calma. La tranquilidad de tu corazón, de tu sangre, de tu cuerpo. Caminar descalzo y sentir el calor de la arena en la planta tan sensible de tus pies. La ruta de tus sentimientos. Dejarse caer. Dormir en tus brazos y sentir tus labios ardiendo en mi espalda al despertarme. Escribir poemas de amor en hojas de papel. Allí permanecí durante mucho tiempo. Existe ese refugio en la ciudad de Paterson. Alguna vez fuimos como ellos. Pisábamos la arena, ardían nuestros labios, respirábamos calma y nuestros corazones mantenían la sangre de nuestros cuerpos viva pero tranquila. No nocesitábamos nada más.

Jim Jarmush con Adam Driver, le ha hecho un regalo al mundo del cine.

Que yo siempre amé...
 

Que yo siempre amé
yo te traigo la prueba
que hasta que amé
yo nunca viví -bastante-

que yo amaré siempre
te lo discutiré
que amor es vida
y vida inmortalidad

esto -si lo dudas- querido,
entonces yo no tengo
nada que mostrar
salvo el calvario

Emily Dickinson

jueves, 2 de marzo de 2017

"Me llamo Daniel Blake y soy un ser humano"





Yo, Daniel Blake de Ken Loach (2016)



"No soy un cliente. No merezco ese apelativo. No soy un agitador, un parásito, un mendigo o un ladrón. No soy un número de la Seguridad Social o un nombre en una lista. Ni un mal pagador; nunca dejé nada sin pagar. Nunca tuve buena suerte pero miraba a mi vecino a los ojos y lo ayudaba si podía. No acepto ni busco la caridad. Mi nombre es Daniel Blake. Soy un hombre y no un perro. Busco y exijo mis derechos. Exijo que se me trate con respeto. Yo, Daniel Blake, soy un ciudadano. Nada más y nada menos"

Asfixiante retrato de la realidad que muchos parecemos ignorar. La lucha por la superviviencia en el mundo de hoy en día  nos vuelve alienígenas en nuestra propia sociedad. Todos formamos parte de esa batalla para conseguir nuestros objetivos. Y arramblamos con todo. Es terrible que la vida nos lleve al egoismo. Es imperdonable que nos tratemos como números en una lista. Es el terrible sentimiento de apagar la televisión y cerrar las hojas del peródico y así creer que eso no va con nosotros. Y ahí podemos estar todos aunque nos creamos intocables, invencibles e inmotales.

Así lo vemos en las calles de Newcastle. Así lo viven Daniel, Katie y las miles de personas en situaciones de desamparo.

Una película de Ken Loach
Ganadora de la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes 2016

sábado, 10 de septiembre de 2016

Nada podrá nunca superar el encanto de aquel primer amanecer. Yo podría haber sido Adan, con el sabor aún fresco en mi boca de la manzana. Estaba observando a toda la belleza del mundo corporeizada en una mujer, y supe, con cegadora certeza, ¡que esto era todo!








 "Lunas de hiel" (Bitter Moon) 1992 de Roman Polanski

"La eternidad comenzó para mí un día de otoño en París en el autobús 96 que cubre la línea entre Montparnasse  y Porte des Lilas.
Había visto un trozo de paraíso  y justo allí se bajó. París había sido un infierno hasta aquel día en aquel autobús y a partir de entonces no podía quitármela de la cabeza, no podía escribir, no podía dormir. Ella estaba ahí fuera, pero ¿dónde?.
Perseguí la ruta del autobús 96. Se convirtió en una obesión. Incluso los conductores empezaban a conocerme.
Había una frescura e inocencia en ella, una mezcla casi desconcertante de madurez sexual e inocencia que tocaba mi cansado corazón y borraba la diferencia de edad entre nosotros. 
Se me había concedido un destello del paraíso y justo se había caído en la acera de la Rue d'Assas. Las puertas del paraíso se habían abierto sólo para cerrarse golpeándome en mi cara."

Cada vez que veo una película de Polanski, me paso las dos horas pensando en lo desequilibrado que debe de estar. Charles Manson, su mujer y esa historia que me pone los pelos de punta. Sin embargo, siempre termino pensando que los desequilibrados somos los demás.
La asfixia o claustrofobia no tienen que ir de la mano con viajes en barco o semanas entre cuatro paredes. Es asfixiante y claustrofóbico cómo los seres humanos podemos llegar a obsesionarnos, amarnos, odiarnos, traicionarnos, desearnos, perder el control, cruzar la línea de lo "civilizado" y entrar de lleno en lo que para Polanski es la auténtica realidad del hombre. Enloquecemos, nos humillamos, degeneramos, amamos y nos ahogamos en nuestros propios pensamientos y cometemos asesinatos y suicicios verbales y físicos.

Mimi y Oscar se suben a esta montaña rusa de sentimientos oscuros, salvajes y perversos.