La vie d'Adèle
Siempre me ha gustado como suena Je
t'aime. Je t'aime, mon amour, mon amour. Ma petite. Mon petit. Je
suis désolée. Désolé. Es como si en algún lugar de tu cuerpo
esas palabras estuvieran juntas y apretadas y corrieran hasta tu boca
con ganas de libertad. Salen a toda velocidad provocando una
explosión. Son palabras si no en blanco y negro, en un azul, en un
azul cálido. Si derramas lágrimas, bien sea de alegría o dolor,
pronunciando esta frase , la explosión es aún mayor. Los pelos se
erizan, las manos te tiemblan, sientes frío polar y en algunos casos
puedes llegar a perder la consciencia. No era yo, no era a mí, pero
la cámara consiguió que todo lo que Adèle decía, sentía, comía,
escuchaba, por lo que reía, lloraba y vivía hizo que mis pelos se
erizaran, que mis manos temblaran, que el frío polar me visitara y
que mi consciencia se perdiera en un lugar de Francia con dieciocho
años. Con Emma. Para siempre.
La Vie D'Adèle. Palma de Oro en Cannes
2013.
Una película de Abdellatif Kechiche.