Allí era imposible. No se podía y
estaba prohibido. Yo le dije: A la una…, a las dos…, a las tres… Nada. Volví a
hacerlo y esta vez mucho más decidida. Uno…, dos…. Tampoco. Decisiones,
decidirse, semáforo en ámbar. ¿Freno o acelero? ¿Cuál es el cemento más
importante para Ivan Locke? Su familia, su trabajo... Resulta difícil conducir
por la izquierda. Una noche de perros y un Ivan Locke del que nunca nos vamos a
olvidar. Tú, conductor o conductora, no pierdas nunca la calma. Él no la
pierde.
No recuerdo haber pestañeado en
los ochenta minutos que dura la película. Es Tom Hardy. Creo que dije lo mismo de La vie d’Adèle.
Será que me gusta el buen cine y los buenos actores y actrices. Ya sabéis.
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La música de Hans Zimmer está en las vidas de Clarence y Alabama. Años antes, Kit y Holly levantaban el polvo haciendo poesía con sangre en las tierras de Dakota del sur con las misma melodía.
Amor a quemarropa (1993) (True romance) dirigida por Tony Scott y guión de Quentin Tarantino
"(...)En medio del caos de aquel día, todo lo que podía oir era el tronar de los disparos, y todo lo que podía oler era la violencia en el aire. Pero ahora miro atrás y me asombro de que mis pensamientos fueran tan claros y sinceros.
Aquellas dos palabras corrían por mi mente sin cesar, repitiéndose como un disco rayado..."Eres Genial, eres genial, eres genial"(...)"
Malas tierras (1973) (Badlands) de Terrence Malick.
"(...)Empecé a amar el bosque. El arrullo de las palomas y el zumbido de las libélulas daban una sensación de soledad, como si el mundo entero hubiera muerto. Cuando las hojas se movían encima de nosotros era como si los espíritus estuvieran hablando en voz baja de sus problemas. Un día, mientras miraba fotos antiguas, pensé de pronto que yo era aquella niñita nacida en Texas, hija de un pintor de carteles cuyo destino era vivir muy pocos años. Sentí un escalofrío y pensé: ¿Dónde estaría yo ahora si no hubiera conocido a kit o el no hubiera matado a nadie? ¿Y si mi madre no hubiera conocido a mi padre o no hubiera muerto? ¿Y cómo sería el hombre con el que quizás me hubiese casado?(...)"
Siempre me ha gustado como suena Je
t'aime. Je t'aime, mon amour, mon amour. Ma petite. Mon petit. Je
suis désolée. Désolé. Es como si en algún lugar de tu cuerpo
esas palabras estuvieran juntas y apretadas y corrieran hasta tu boca
con ganas de libertad. Salen a toda velocidad provocando una
explosión. Son palabras si no en blanco y negro, en un azul, en un
azul cálido. Si derramas lágrimas, bien sea de alegría o dolor,
pronunciando esta frase , la explosión es aún mayor. Los pelos se
erizan, las manos te tiemblan, sientes frío polar y en algunos casos
puedes llegar a perder la consciencia. No era yo, no era a mí, pero
la cámara consiguió que todo lo que Adèle decía, sentía, comía,
escuchaba, por lo que reía, lloraba y vivía hizo que mis pelos se
erizaran, que mis manos temblaran, que el frío polar me visitara y
que mi consciencia se perdiera en un lugar de Francia con dieciocho
años. Con Emma. Para siempre.