viernes, 8 de junio de 2012

-¿Has llorado? -No. -Bien. No sirve de nada.

                                                        
David apagaba las luces y cedía el micrófono. El invitado hablaba y la pantalla se iluminaba. Los espectadores, sentados en las butacas,  cruzaban y descruzaban las piernas. Los de la fila nueve ponían caras de extrañeza y la señora de la fila uno, sacaba su pañuelo de la manga de la chaqueta. Los créditos acompañaban esa banda sonora que el chico apuntó en su móvil con la intención de buscarla en internet al llegar a su casa. Al final de la película, caminaban con dificultad por la alfombra roja y en la entrada del teatro Apolo de Almería, comentaban que aquello era puro cine. Siempre desaparecían intentando pronunciar rápido el nombre del director y pensando en la cerveza fría que se iban a tomar. David levantaba la mano para despedirlos y cerraba las puertas.
Ayer, las cerró poniendo fin a esta temporada de gran cine. Ha dado paso a la temporada de buceo, paracaidismo, kitesurfing y visitas al norte. Lo ha hecho muy bien. Es un gran tipo.

Un día, yo dije: "Siento envidia de vosotros..." Y fue allí, en el teatro Apolo de Almería.

"LE HAVRE" de Aki Kaurismäki (2011)




Recuperado de "La vida de bohemia", Marcel, limpia botas. Arletty cae enferma e Idrissa llega al barrio.
Kaurismäki es capaz de convertir el cine social en un cuento que sólo él sabe contar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario