En la estación, entre el vapor de los trenes, vigilado por un inspector con pierna mecánica y sin mecánica de corazón. En la torre, entre ruedas, poleas, maquinaria de la vida, autómatas que conectan el pasado con el presente. En un viaje a la luna coloreado a mano, con la mano de la ilusión y la fantasía. En París, entre la nieve, con la tristeza de la pérdida de un padre, con la alegría de montar las piezas del futuro. Con Isabelle, con Robin Hood y con George Mélliès. Con ojos grandes, enormes, ingenuos, ilusionados, azules, increiblemente azules. Un mundo de visiones, espejismos, ficción y fantasía. Un juego de niños. Una esperanza para los grandes. Un cohete que choca con la luna. El tiempo, el tiempo desde 1902. Él une las piezas, como un experto relojero de la vida. Él es HUGO.

La mítica de George Mélliès.
ResponderEliminar